En Tánger, como en cualquier otra ciudad del mundo, existían algunas salas de cine. Algunas cerraron sus puertas, seguramente la culpa fue de la televisión, aunque otras aún siguen ofreciendo diversión y entretenimiento.
Hoy me toca escribir sobre una de aquellas míticas salas: el cine Mauritania.
Este cine, ubicado en la parte moderna de la ciudad, concretamente haciendo esquina entre las calles Fez y Samuel Pepys. Posee dos plantas de butacas capaces de albergar a un gran número de personas. Su construcción data de los años 50 del pasado siglo XX. Durante muchos años fue un cine de bastante prestigio. Con la intención de atraer a los espectadores de lengua francesa, era el único que proyectaba películas habladas en esa lengua. El resto de cines, a excepción del Vox, que las ponía en árabe, lo hacían en castellano.
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